Un día escuchaba a un matrimonio quejarse el uno del otro, de lo que hacían y lo que no decían, de lo que no le sentaba bien a cada uno que hiciera el otro.
Es necesario crear un espacio para que la pareja charle y comunique todos sus sentimientos. Importante mantener al día sanos dichos sentimientos. La falta de comunicación es frecuente aún cuando aparenta ser una pareja normal y sin problemas. Conocer algunas causas que dificultan el diálogo nos hará estar más preparados para evitarlas.
– El no dar el primer paso para poner solución a las cosas y comerse el orgullo, es un acto de inmadurez y falta de inteligencia emocional.
– El creer que nosotros solos podremos salir adelante y hacer las cosas sin contar con el otro es un error. Prescindir del otro es creernos mejor y más hábiles para solucionar las cosas.
– La creencia de que el otro no va a comprender lo que queremos expresar. No creer o confiar en las capacidades del otro.
– No aceptar lo que el otro nos diga y ver la parte de verdad que ello contiene.
– Y así, el miedo que tenemos a que el otro nos diga cosas que no queramos escuchar. Y en consecuencia, el reconocimiento nos obliga a hacer determinados cambios y esfuerzos por mejorar.
– El egoísmo y la falta de voluntad para buscar agradar al otro y darle lo que sabe que le gusta, y en consecuencia hacerlo sentir bien y feliz.
– El carácter de cada uno hace también complicada la conversación que lleve a ejercer los cambios y la mejora. El mal humor, la frialdad, el pesimismo, la negatividad, el victimismo, etc.
A veces, se deja pasar demasiado tiempo y al final siempre hay emociones nucleares que han contaminado el amor de pareja. También hay hechos y experiencias conjuntas de la vida que trastocan la vida familiar. El tiempo que se deja pasar sin hablar y buscar soluciones sencillas a cada momento es el que luego pasará factura a la relación.
Este matrimonio, amigos mios, llevan muchos años casados. El problema que quizá ellos tienen es que han dejado pasar demasiado tiempo sin hablar de ellos. Hay veces, que las circunstancias de la vida, los hijos, la economía, la rutina… momentos difíciles que vivir, llevan a uno a montarse en el tren de la vida dejando las prioridades de los principios de una relación en segundo plano.
Se puede decir que yo estaba escuchándolos quejarse el uno del otro, como simple espectadora, y resultaba curioso cómo ambos se hacían reproches de cosas que no había hecho el otro.
En un momento de la conversación, les interrumpí, puesto que de alguna manera y por estar presente ante ambos, me habían hecho partícipe, y les dije con bastante interés: “Pero, vosotros os amáis?”… El silencio llegó en ese mismo instante. Entonces fue cuando me dije “tierra trágame! acabas de entrar en la historia”.
El dijo que sí, que la amaba y ella dijo que no sabía, que quizá se estaba acostumbrando. Normal, porque los hombres no se calientan tanto la cabeza (discúlpenme) y las mujeres tenemos tendencia a observar en silencio, analizar, etiquetar, procesar, imprimir y guardar el archivo para sacarlo en el momento que nos haga falta.
Debo decir, que los conozco desde hace mucho tiempo y no he visto pareja que encaje tan bien como ellos. Mi impresión era que habían dejado de hablar y de poner como prioridad su matrimonio, su relación de pareja, para poner por delante a sus hijos, nietos, economía, trabajos, familia, amigos, reuniones, salidas sociales… sus preocupaciones… y lo último, la intimidad de pareja, eso que antes era siempre lo primero y urgente.
El calla y otorga, y ella controla, dirige, lo lleva todo adelante. Esto pasa en muchas familias, pero yo creo que hay que encontrar el freno y el acelerador óptimo para encontrar entre ambas partes un equilibrio.
Yo creo que el amor está en equilibrio entre la tolerancia y la buena voluntad. La pareja es un trabajo, un tiempo que hay que dedicar, igual que lo hacemos para otras cosas. Si uno escoge a una persona con la que vivir y ser uno, pues habrá que trabajarlo ¿no?… Y no cansarnos de ello, porque en cada etapa de la vida hay necesidades diferentes.
Crear las dosis desde el principio de cada cosa que dicha pareja necesite. Si uno necesita que el otro hable más, se implique más, aunque a este le parezca absurdo, deberá hacerlo y ceder un poco, para que su pareja esté feliz y dichosa, por supuesto sin dejar de ser uno mismo.
La buena voluntad para dar lo que necesita la persona que amas. Si el otro necesita que su pareja apruebe las opiniones e ideas que aporta y se lleven a cabo, si necesita sentirse valorado y validado, pues tendrá que poner de su parte pues al ser a quien más ama, siente dar lo mejor.
Tenéis que buscar las cosas que ambos tenéis en común, no lo que os separa. Porque así estaréis dando más valor a vuestra relación y estaréis reforzando vuestro amor, poniendo voluntad y tolerando al otro aunque se equivoque, pues errar es humano y para eso estáis juntos, también para con amor corregir al otro.
Un día comentaba a una amiga que cada día aprendo a amarme. Es la mas bella historia de amor, la que uno tiene consigo mismo. Por eso ahora puedo amar a los demás libremente. He aprendido a tolerar todo aquello que no me gusta de mi e intentar cambiar aquello que puedo cambiar, para sentirme más feliz, más plena y sobre todo, creer más en mi y aprender más de mi. Como buen coach, debo tomar mis propios criterios, valores y creencias, y caminar en busca de mis metas.
Realmente es así. Si uno aprende a amarse a sí mismo y consigue poner todo el amor en el corazón, aprende a amar a los demás y poner todo su amor en el otro, sin reproches, sin recriminaciones, sin quejas, simplemente por el hecho de dar amor, para que el otro sea feliz, se sienta pleno y sienta que crees en él. Pero primero, amarse a si mismo, para poder amar al otro como se merece, de la misma manera que tú has conseguido hacerlo contigo mismo.
De ahí parte el problema en las relaciones de pareja. En el momento en el que uno empieza a perder la autoestima, la confianza en sí mismo, no se valora, se instala en la queja, mira al exterior y no atiende a su interior, comienza el conflicto con la pareja. Mejor mirar los defectos del otro que reconocernos y mirarnos por dentro.
No solucioné nada con esta pareja de amigos en aquel momento, y tampoco era mi intención, solo poner claridad, reflexión, hacer que se dieran cuenta, poner un poco de consciencia. La solución está en ellos, pues ellos son los que escogen estar donde quieren estar a cada momento. Yo solo puedo mirarlos con amor y respetarlos. Tienen mucho que aprender el uno del otro, solo deben permitirse esa lección.
Confío plenamente en que el amor por sí mismo, el deseo de dar lo mejor de sí al otro, se encargue de poner como prioridad máxima su vida de pareja, y eso les ayude a estar unidos en el resto de las cosas que han creado juntos.
Cuánto cuesta llegar a reconocer lo que es el Amor ¿verdad?… parece que por muchas reflexiones uno no deja de ahondar más y encontrar más motivos por los que crecer en el amor (aunque muchos encuentren motivos para huir del amor)… más lecciones que aprender. Así es la vida. Decía no se qué autor famoso que “el día que pasas sin amar, es el más inútil de tu vida”.
En la vida hay que comprender demasiadas cosas, pero realmente todo se simplifica en una sola: AMAR. Y aprender a amar, es muy complicado, es la carrera de la vida. La cualidad más potente del amor es el respeto y si eso no existe entre dos personas, desaparece…
Todo está en la mente y en la capacidad de discernimiento a través de las lecciones y experiencias de la vida. Así aprendemos y valoramos, y luego sacamos nuestras conclusiones propias. Si todo esto funciona perfectamente, según el proceso de cada uno, llegamos a esa conclusión y meditación que nos ayuda a “ser”: cada átomo de la tierra es puro amor. Que gracias a todos los que nos rodean, aprendemos a ser y a reconocernos, como si de un espejo se tratara. Hemos venido a ser esa parte multicelular y universal que desea experimentarse. Por esto estamos aquí, por un acto creativo de amor, de transformación. Deberíamos dar gracias a la vida por cuanto tenemos, por cuanto nos da nuestra tierra, por cuanto nos dan las personas que tenemos a nuestro lado, mirar más lo que nos aportan que lo que no. Dar “gracias” transformará el mundo, empezando por nuestro pequeño mundo que es nuestra familia, a la que tenemos que honrar.
“He aquí mi secreto: no se ve bien más que con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.” (“El Principito” de Antoine de Sain-Exupéry)
Marla Sánchez
Coach Holístico Sistémico
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