Ultimamente, me surge en muchas conversaciones y en algunos lugares a los que asisto a dar charlas, el hablar de amor incondicional. En estos momentos en los que todo se comienza a plantear, lo positivo y lo negativo están en juego y nos cuestionan constantemente qué hacer, cómo actuar sin ser dañados o sin dañar… El amor incondicional, el mal comprendido o el que siempre dejamos en manos del otro para luego poder decir que la culpa no es mía.
Ahora, más que nunca, nos es más difícil plantearnos el amar a una persona que nos está haciendo la vida imposible o que nos ataca constantemente porque es prisionera de emociones nocivas. De nuestro lado, debe estar la comprensión. Pero ¿dónde entra en juego el amor? ¿cómo se puede amar a una persona que no te ama y que al contrario te hace mal?… ¿y si esa persona está en tu propia casa, bajo tu propio techo?…
Siempre queremos dejar fuera lo que es de dentro. El amor es cosa de dos, el amor tiene que ir en dos direcciones, el amor es química y algo de amistad… nooooo… ¡este no es el amor verdadero! sin condiciones…
El amor no piensa nada más que en darse, en hacer feliz al otro, en disfrutar de la vida, en dar al universo, en crear, escuchar, sentir…
Escuché a alguien decir una vez que estás amando incondicionalmente cuando eres capaz de decir: mi amor siempre estará por encima de todo el sufrimiento que tu puedas ocasionarme.
Decía George Sand: “Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz”. ¡De eso se trata! Crear el amor dentro de uno, parir amor, dar amor, pues eso somos, de eso estamos hechos y nos nace a cada momento.
Un día, una amiga mía, profesora de yoga, me preguntaba cómo podía abrir el chacra de su corazón. Los chacras son centros de energía que tenemos en nuestro cuerpo. Estos no se pueden abrir de golpe, es algo que necesita su tiempo pues también va en consonancia con el resto de los centros energéticos que rigen nuestra vida. Pero si quieres activar y abrir más cada día ese chacra… busca a la persona que más te cueste amar y empéñate en amarla incondicionalmente, te cueste lo que te cueste, y cuando lo hayas logrado, habrás abierto tu chacra del corazón, como tú deseas. Pero no solo eso, sino que habrás equilibrado el resto, porque el amor lo es todo y puede con todo.
No se puede mirar a alguien pensando en lo más básico, es decir, pensar que esa persona te odia o no te quiere o quiere hacerte la vida imposible. Su razón de ser y de actuar debemos también tenerla en cuenta. Si miramos dentro de nosotros y somos conscientes que cuando hacemos algo, sea lo que sea, eso produce un impacto en las personas y situaciones que nos rodean, y que igual que pretendemos una cosa, a otros no les parece lo mismo.
También, cada uno actúa según sus propias experiencias vividas desde la niñez y se deja llevar por falsas creencias y roles que lo hacen más complicado a la hora de comunicarse. Cada uno con sus propias creencias y experiencias a cuestas que influyen en nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar. Y por qué no, hacer una mirada rápida sobre el sistema familiar que tanto impacto produce en nosotros, en nuestra alma de manera inconsciente. ¿Cómo comprender todo lo que pensamos, sentimos y hacemos?… ¿Cómo equilibrar todo ello para ser quienes tenemos que ser?… Y lo más difícil ¿cómo comprender que los demás también deben llegar a ello y que son el producto de muchos impactos a lo largo de su vida y la de su familia?… Si el amor comienza por uno mismo y de manera correcta, tenemos el corazón abierto para comprender que el otro también merece amor.
Decía San Agustín “ama y haz lo que quieras”. Puedes tener sabiduría, poder, fe, etc, pero si no tienes amor, no eres absolutamente nada.
Hemos venido con la condición de SER. Si no somos… ¿para qué estamos aquí?…
Me decían el otro día “pero si quien te hace daño te causa mucho dolor, ¿cómo puedes amarle? ¡es muy difícil!… Yo no estoy dispuesta a amar a alguien que me ataca constantemente y no me da ni una pizca de amor, si a cada momento siento su energía absorbiendo la mía”.
Por supuesto, yo no estoy diciendo que tengamos que permanecer al lado de una persona que nos hace daño y nos perjudica emocionalmente y hasta que pueda hacerlo físicamente. A lo que me refiero no es a permanecer a su lado, sino a crear una mirada de amor y comprensión sobre sus actos, sus creencias falsas y limitadoras, una mirada sobre su sistema y sobre lo que está fallando para que esa persona actúe así, porque igual ni esa persona es consciente. Mirar con comprensión, misericordia, respeto y sin juicio.
El amor es protector, el amor es una luz encendida dentro de uno, que cuando la enciende ya nada puede vencerle si la mantiene encendida.
El amor hace que todo cambie, se transforme. Por este mismo motivo, sé amor, crea el amor en ti y lo crearás fuera de ti. Sólo preocúpate por amarte y ser amor. Deja a un lado los intereses, que son los que lo estropean todo y comienza a comprender el por qué esta persona u otra se comportan así y ayúdale a llegar al amor. Empéñate en amar, solo eso y tendrás todo el trabajo hecho, crearás una energía mágica, poderosa, protectora que no dejará que nada te ocurra, te ataque o te destruya, porque su fuerza traspasa cualquier dificultad y te ayudará a lograr tus metas.
LA CUESTIÓN ESTÁ DENTRO DE UNO, EL IMPACTO EN TODO LO DEMÁS.
CREAR DESDE EL AMOR