Permanecer motivado en el trabajo implica tener claro lo que nos llena de satisfacción en nuestro quehacer diario en dicho espacio y desarrollo profesional. Todo esto, por supuesto, teniendo en cuenta que a veces uno no está para nada.
Una persona desmotivada puede contagiar a sus compañeros.
En nuestros trabajos hay responsabilidades diferentes, las cuales unas nos gustan y otras no, pero todas ellas forman un conjunto de actividades que realizaremos y que dependen siempre de nuestra actitud, de cómo lo hacemos y de que nuestras emociones permanezcan sanas y equilibradas.
El panorama que hoy tenemos en el aspecto laboral está claro que se está viviendo una crisis muy fuerte. La principal causa de la desmotivación está en la pérdida del sentido que tiene el trabajo en nuestras vidas. A veces nos esforzamos por hacer las cosas con ánimo y no recibimos nada de reconocimiento a cambio, algo que nos haga sentir nuestra identidad como trabajador y realizador de una actividad. Nos desmotivamos si no nos pagan bien o en las fechas convenidas, cuando los jefes no reconocen nuestros méritos, cuando caemos en la rutina y también cuando no se nos infunde orgullo de pertenecer a la empresa para la que trabajamos.
“Una persona desmotivada para una organización es un peso muerto con el que debe cargar, y se transforma en un gasto permanente en la medida que esta persona, que asumimos competente, no rinde al 100%. Dado lo anterior, fomentar la motivación laboral es una muy buena “inversión” para las organizaciones.”
(Kurt Goldman Zuloaga)
Reconozco que nuestra satisfacción personal en la vida influye en la satisfacción laboral. Una persona que no está satisfecha con lo que hace en su vida a todos los niveles se irá marchitando progresivamente e irá manifestando enfermedades mentales o físicas que la llevarán por diversos caminos. Las físicas paralizan y se sufren con más intensidad pero las mentales son más complicadas de diagnosticar y se sufren lentamente y se camuflan; y es más fácil esconderse tras de ellas.
Lo que sí tengo claro es que toda enfermedad encubre un motivo que tiene lugar en nuestras emociones y nuestros pensamientos.
En realidad, cada uno vive lo que quiere vivir (aunque sea difícil de comprender es así)
Últimamente me encuentro con mucha gente que se ausenta de sus trabajos de baja por enfermedad, mucha más que antes. Al principio pensé de manera humorística que podría ser que tuvieran una “envidia oculta y de manera inconsciente” de los parados que cobran su paro y viven sin trabajar, ya que aquí en España, por lo general gustamos del no hacer nada (es lo que tiene el sol). Pero a lo largo de estos meses que llevamos del 2012, veo que la falta de motivación es la causante de tantas excusas para tomar bajas laborales. Entre ellas, las que más me preocupan son las de aquellos que no se dan cuenta que necesitan cambiar de trabajo y darle sentido a su vida profesional y en consecuencia a su vida personal. Por eso estamos en crisis a todos los niveles, para que todos nos demos cuenta de algo, de lo que tenemos que cambiar tanto a nivel personal como a todos los niveles.
Las empresas deberían detectar la falta de motivación en sus empleados y buscar la manera de cambiar esto sanamente y no deshacerse del problema cesando al empleado de su actividad. Ya hay muchas empresas que lo hacen que apuestan por sus empleados pero no dan la confianza total para que los empleados confíen en que su empresa solo quiere que estén cómodos y se sientan bien. Se puede cambiar y se puede reubicar, se puede motivar y se puede optimizar el rendimiento y en consecuencia la empresa crece. Como dice Goldman ¡¡es una buena inversión!!
Pero para llegar a esto en una empresa, los altos cargos y directores, son los primeros que tienen que demostrar que quieren tener una empresa sana en todos los sentidos. Un día, facilité una constelación a una empresa en la que el problema que tenía el director pertenecía a un departamento concreto, pero quien bien conoce el mundo de las constelaciones sabe que luego la constelación en sí saca dónde se encuentra el verdadero problema y las cargas que lleva consigo dicho problema. El resultado fue el que absolutamente nadie esperaba y el director no quiso ver dónde estaba el problema que había que resolver porque quedaba al descubierto él mismo. Con lo cual, él se dio cuenta pero no quiso poner de su parte, y así el departamento en el que hubieron varios altercados seguiría teniéndolos hasta que él quisiera cambiar la dirección. Al final, todo estaba en sus manos. Así que, una empresa puede invertir parte de su dinero en salud emocional de sus trabajadores, pero si la «cabeza» no está en su sitio… el cuerpo está desubicado y desorientado, por lo que puede tener serios problemas.
Pero dentro de todo este “mare mágnum” organizacional, nos encontramos con aquellos que su inconsciente manifiesta o encubre que no desea trabajar ahí porque no va con él o con ella esa actividad o profesión, y no se hacen responsables de su vida laboral o prefieren aguantar en su empresa mientras no los echen para no perder dinero o no ir al paro. Se inmovilizan y entonces comienza una actitud pasiva y de “haré lo que pueda” o “paso del tema y me aprovecho en lo que pueda”. Un desequilibrio entre lo que los sentimientos te dicen y la mente dispara, y por supuesto se enfoca en un movimiento físico. Si se tiene suerte en este momento de coger una enfermedad, perfecto y a ver cuánto se puede alargar. Si no se tiene tanta suerte, pues nos encontramos con personas desganadas, indignadas, malhumoradas, “malasombras”… que no se dan cuenta que hay otros en otra parte que quizá estén parados y que ese sería el puesto donde encajarían perfectos como pieza de puzzle. Y a su vez, él mismo debería estar en otro lugar donde se sentiría realizado y satisfecho con su trabajo.
¿No tendría más sentido que cada uno estuviera en el trabajo que lo hace sentir satisfecho en la vida y le ayuda a desarrollar sus habilidades y evolucionar?… Creo que el problema es la falta de «Asertividad», de sentir y tener la claridad de lo que queremos libremente hacer con nuestras vidas y empezar a dar pasos, aunque en ello vaya incluido hablar con otras personas respetuosa y educadamente para que comprendan nuestra situación y si es necesario nos ayuden o nos dejen ir con dignidad.
Conozco varios casos parecidos a este, de una persona que constantemente está de baja por enfermedad porque tiene enfermedades físicas, caídas, accidentes, etc. Desde hace tiempo no le gusta lo que hace y no puede cambiar de trabajo porque tiene miedo a que le sea difícil encontrar lo que ella desea y donde sentirse a gusto. Esta persona aunque sabe que no se siente feliz con lo que hace en su lugar de trabajo, se autoconvence que es lo que tiene que hacer y ha hecho durante muchos años y que no puede cambiar de trabajo o hacer lo que le gusta y disfrutar, o quizá tenga miedo a los cambios. Y con ello, su inconsciente genera constantemente la lucha entre la enfermedad y su actividad laboral, viviendo constantemente caídas que le producen graves daños físicos o enfermedades molestas que le impiden ir a trabajar pero también le impiden vivir y disfrutar de la vida. Así hasta que se de cuenta de lo que está haciendo y entonces será peor porque el jugar a “aunque ahora soy consciente, me quedo como estaba en mi inconsciente, porque en el fondo no quiero saber”, le puede traer serios y graves problemas de los que luego no podrá salir tan fácilmente airoso.
Conozco varios casos en los que uno se apega fielmente a su enfermedad con tal de no reconocer que está mal en su lugar de trabajo y que lo importante es vivir motivado ejerciendo una tarea con la que uno se sienta satisfecho y luchar por aquello que se quiere, aunque para ello tenga que salir de su actual trabajo y buscar con empeño aquello que se desea.
Dicen que el que inventa cuentos para no ir a trabajar tiene “cuentitis” y la versión más grave es la “Cuentitis aguda”. Genial excusa para no tener que ir a donde uno en realidad no quiere ir. Es fácil mentir, tanto como hacerlo, pero lo peor es creérselo. Después y con el sueldo que te respalda, a viajar y hacer todo lo que te gusta hacer en la medida que puedas. La Cuentitis, es quizá la enfermedad más grave, la enfermedad del que no quiere mirarse a sí mismo y disfrutar realmente de la vida con el esfuerzo que le hará sentir satisfecho con lo que piensa, siente y hace.
Yo personalmente, he vivido la desdicha de tener un trabajo que aunque me gustaba, no me completaba, que no me hacía sentir satisfecha con lo que hacía y tomar la decisión de cambiar esos sentimientos y vivir mi crisis personal escuchando a mi corazón y descubriendo lo que quería decirme a través de la enfermedad y de mi marchitar de manera dura, porque yo nunca tomé una baja laboral. Así, cambié por completo mis actividades, la vida me fue diciendo hacia dónde tenía que ir y aunque era un camino difícil al principio, me adentré en él. Estuve un tiempo ganando un sueldo bajo que era 8 o 9 veces menos de lo que podía ganar en el anterior al mes, viviendo como podía y sirviéndome de las pocas rentas que quedaron del trabajo abandonado. Y comencé a estudiar, reconstruir y rehacer mi vida, enfocada en lo que yo deseaba tener y hacer. Y hoy puedo decir que me siento muy orgullosa y satisfecha del camino que he recorrido, del esfuerzo que me ha supuesto, de lo que medianamente gano, aunque siga sin ser lo que gané en otro tiempo pero me da para vivir y disfrutar de lo que he hecho de mi vida y todo aquello que he conseguido, a pesar de los tiempos difíciles que me hacen ser más creativa. Para mi, siempre será la calidad de mi vida emocional lo más importante, aquello que pone orden en mi vida. Y así voy construyendo poco a poco una nueva mente que me llevará a obtener cuando esté preparada la abundancia en todos los aspectos de mi vida, pero siempre desde el orden en mi vida y el equilibrio emocional-mental-físico-espiritual.
En realidad es así para todos, solo que no todo el mundo lo suele ver, o lo quiere ver. Los autoengaños están ahí tejiendo la malla del falso espejo, que nos muestra una realidad diferente, una matrix ideal para que el inconsciente descanse en paz por mucho tiempo.
Conquistemos nuestra vida y hagamos de ella lo que deseamos de corazón. Todo nuestro empeño en conseguirlo y que luego se verá recompensado. Doy fe de ello.
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