Para que un abrazo tenga un impacto químico en el cerebro debe durar 6 segundos. Hace poco Elsa Punset fue entrevistada por Pablo Motos en el programa de «El Hormiguero» y nos explicaba las claves para para poder dar un abrazo. A continuación os doy el link donde podréis ver el video en youtube para los que no visteis el programa. Estamos programados para mimarnos, sentirnos y tocarnos, sentirnos conectados.
Hace muchos años leí un libro de Kathleen Keating que se llama «Abrázame» muy sencillo y con dibujos, donde explicaba muy bien lo que es un abrazo y el impacto que este tiene en el ser al que se le da el abrazo. Habla de los distintos tipos de abrazos y nos enseña a integrarlos en nuestro quehacer diario como algo que todos necesitamos: abrazar y ser abrazados. Existe otro libro también interesante llamado «El libro de los abrazos» de Eduardo Galeano.
Ayer me decía una persona que me mandaría abrazos por facebook, a lo que yo le contesté que mejor que quedáramos para dárnoslo de verdad, con-tacto, con-sentido y en-amor-ando. Lo más importante para conectar es ver, tocar y escuchar, en este mismo orden.
Realmente un abrazo nunca viene mal, sea el receptor más o menos cálido para recibir el abrazo. Siempre hay uno de dos que se lanza, que es el primero en quererlo y ejecutarlo. Lo ideal es que ambos al mismo tiempo lo deseen y lo disfruten.
Un día durante una sesión de coaching, la última sesión de un proceso que fue bastante complicado y extenso, mi cliente evaluó todo su camino desde que comenzó conmigo y se sentía bastante satisfecho y feliz por todo lo que había conseguido y por lo que había cambiado y crecido interiormente. Cuando llegó el momento de la despedida, donde no sabes si volverás a ver a esa persona, siempre me gusta darles un abrazo que de alguna manera lleva toda mi fuerza, mi ánimo y mi alegría, mi sentimiento de admiración y orgullo. De forma natural y espontáneamente, a veces entre las lágrimas, el abrazo es muy especial. Tanto que todos en algún momento me lo recuerdan. Y es que un abrazo sana, ama, perdona, libera, enaltece, une, consolida, sella, consuela, da seguridad, fuerza, impulso, alegría de vivir…
Y yo me pregunto ¿por qué a los seres humanos nos cuesta tanto dar abrazos?… Algunos se dan el abrazo pero dándose la palmadita en la espalda para soltarse rápido. Esto a mi modo de ver y de pensar, significa que no queremos mostrar las emociones. Primero se muestra que se es emocional aceptando dar el abrazo, pero después no se quiere dejar salir la emoción y mostrar el placer de ese abrazo, por lo que dando la palmadita es como decir: «alaa… venga, ya está… vamos!», como no queriéndose entretener uno en él, no vaya a ser que parezca un niño o una niña buscando los brazos de una madre o un padre.
¿Cuántas veces damos un abrazo de verdad y disfrutando un tiempo de este? ¿Cuántas veces no nos permitimos ese placer? ¿cuántas no le estamos proporcionando ese placer al otro?…
En los talleres de Abrazoterapia que doy en alguna ocasión, a menudo me encuentro con personas que se niegan el amor. Previamente a la práctica suelo hablar de ese impacto que tal gesto tiene en nuestro cerebro.
En nuestro cerebro, a nivel del hipotálamo tenemos una hormona, la oxitocina. Sus parámetros están relacionados directamente con la actividad afectiva del organismo. A mayor contacto afectuoso, mayor secreción de oxitocina. A mayor secreción de oxitocina, mayor bienestar, baja la presión sanguínea, mejora el ritmo cardiáco, tranquiliza y relaja a todos los niveles, mental, emocional y físico. Con lo cual, podemos decir, que un abrazo tiene un alto poder terapéutico.
El manifiesto en el gesto de una madre cuando toma a su hijo, al igual que en el parto o cuando le amamanta, su cerebro se encuentra segregando la maravillosa hormona de la oxitocina, conocida tambien por ser la hormona del «apego». Gracias a ella el bebe se siente unido a su madre y protegido de todo peligro.
En el acto del abrazo no solo actúa esta hormona, sino también la secreción de la serotonina y dopamina, por lo que resulta comprensible la sensación de bienestar, sedación, armonía y plenitud en ese momento del abrazo.
El abrazo, más que una aptitud, es una actitud, una posición frente a la vida.
Los beneficios de un abrazo son:
- Potencia la autoestima
- Facilita desbloqueos físicos y emocionales
- Nos permite vivenciar la integracion de cuerpo, mente y emociones.
- Nos ejercita la empatía
- Nos situa plenamente en el Aquí y el Ahora.
- Favorece la comunicación afectiva con nosotros y con los otros.
- Estimula la gratitud
- Despierta la creatividad
- Impulsa a una actitud pro-activa en la vida
- Conecta con la intuición
- Favorece el entrenamiento de respuestas asertivas.
- Devuelve la ilusión, la alegría y el buen humor, puesto que la risa es su compañera fiel.
- Le brinda reconocimiento y protección a nuestro «niño interior».
- Potencia la resiliencia.
- Nos rescata de la soledad y el aislamiento.
Los niños y los animales, también tienden a este gran experimento como es el abrazo. La mayoría de los veces, estos seres amigos del ser humano, son conscientes de su misión y estan ahí para entre muchas cosas, dejarse abrazar y ayudar así a reforzar el afecto y la autoestima.
Cuando vienen niños a mi lugar de trabajo, donde tengo a mis queridos animales, me gusta hacer juegos con ellos, pues están preparados y son conscientes mis queridos compañeros de su trabajo paralelo al mío y cuando escuchan llegar niños, pronto se ponen nerviosos y deseosos de hacer su trabajo, que tan solo consiste en estar ahí, y experimentar junto a ellos el aquí y el ahora y cuanto ellos necesiten.
Nunca debemos negar un abrazo. Cuando era niña, me gustaba mucho abrazar a las personas que quería. Yo siempre he sido muy expresiva con mis sentimientos, especialmente los de aprecio y tanto lo hago con palabras como con abrazos o toques. Recuerdo en mi colegio que un año me tocó una profesora a la que quise mucho. La»seño» María Eugenia era muy buena con todos, la recuerdo siempre sonriente y encantadora. Un día avisó a mi madre para tener una charla. Cuando mi madre llegó a casa, escuché una conversación en la que le contaba a mi padre y a mi tía que mi «seño» le había dicho que yo era una niña con falta de cariño porque todos los días al entrar ella a clase, yo le saludaba con un abrazo y le decía que la quería. Y ella interpretaba con ese gesto que yo carecía de amor. Mi madre le explicó muy bien que yo expresaba amor con mis palabras y mis gestos porque así estaba acostumbrada a recibirlo en casa. No obstante, eso me afectó profundamente e hizo que solo diera abrazos a mi familia. Más tarde, entendí a través de mi trabajo de crecimiento personal, que era algo que formaba parte de mi esencia y que no podía negarme a ello, ya que siempre siento la necesidad, no solo la mía sino la de otros en recibirlo. Así volví a abrir aquella puerta que mi «seño» María Eugenia cerró, porque seguramente ella era en realidad la que tenía la falta de amor, cariño y abrazos.
Por este motivo, yo no dudo en dar abrazos cuando siento que alguien lo necesita, y si alguien desea dármelo, tampoco lo niego, lo acojo con mucho agrado y respondo expresando lo que siento en ese momento. No neguemos a nadie un abrazo, porque es como cortarle las alas de un maravilloso vuelo para ambos.
Después de esto… ¿quién no necesita un abrazo?…
Vive un proceso conmigo y sentirás que estás creciendo. Descubrirás las enseñanzas que tu maestro interior guarda para ti. Las respuestas están en nuestro interior, no busques fuera. El único maestro eres tú. Yo te ayudo a descubrirlo.
Sentir, pensar, decidir y actuar en equilibrio. Nada te hará sentir más satisfecho.
Coaching Holístico Sistémico.
Marla Sánchez
www.marlasanchez.com/blog
(+34) 637719945
#Yosoytucoach #Meencantamitrabajo #Coachingholisticosistemico #Visionsistemica
Deja una respuesta