El otro día estaba sentada en el salón de la casa de una amiga en momento siesta y silencio. Como no me vuelve loca la televisión, cogí mi móvil y me tiré un buen rato entretenida con él. Una de las personas que había en ese salón me dijo tras terminar su siesta que ya estaba con el facebook y que hay que ver como estamos todos con los móviles y las redes, que estamos perdiendo las habilidades sociales. Por educación, no le contesté. Realmente que uno tenga un móvil en la mano puede ser por varias razones. Vale, sí, a veces peco cuando estoy en salas de esperas, en paradas de bus o en momentos «tele» en mirar el facebook, mi escritorio me lo pone fácil. Pero también la mayoría de las veces que lo tengo, o bien escucho música o bien estoy leyendo algún ebook o artículo interesante de internet. O también se puede dar el caso de estar concertando una cita con un cliente. Un móvil no es Facebook, es muchas cosas más.
Pero sí podemos hablar de las redes sociales y desatornillamiento de las placas mentales que en muchas personas existe debido a las creencias gratuitas que nos proporciona la realidad virtual. Algunos viven en un engaño continuo, o mejor dicho, autoengaño.
Realmente la mayor parte de las redes sociales nos instan a ser más de lo que en realidad se es.
Muchos pierden el sentido de lo real y les cuesta distinguir entre su propia personalidad y la que han ido creando a través de las redes. Así se pierden muchas cosas en la vida. De primeras, la propia vida que cambia porque desea mostrar la que se empieza a crear en forma de maya ilusoria. Esto es debido a la aprobación de los seguidores, la cantidad de «Me gustas» ya no es orientativo para el perfil sino que se vuelve una guía para saber que nuevos componentes contiene nuestra personalidad.
La gente compra «me gusta». Por tanto dinero tienes 1000 o 2000 o 5000 «me gusta», También se buscan grupos de apoyo en los que hay miles y miles de personas y todas se comprometen a poner «me gusta» en las páginas de todos los que entran en ese grupo. Así que luego ves a gente que «ni fu, ni fa» tienen 20.000 «me gusta» y no te explicas como ha llegado ahí. Miles de «Fans» que nunca conocerán. Yo he visto grupos y venta de estos.
Está bien, aquí hay una diferencia entre los que aprovechamos las redes como una manera de difundir nuestra profesión o nuestros negocios y entre los que tienen por placer personal cuentas en las distintas redes. Aún así, también hay profesionales que se autoengañan. Uff… qué difícil es mantenerse en equilibrio.
Uno se pierde a sí mismo por el simple hecho de necesitar gustar a los demás. Cuando la realidad es que se debe gustar a sí mismo. Estamos en el tiempo de «Ser uno mismo», de dejar la «esencia» propia por donde vas y no de «hacer» por complacer y por obtener las alabanzas. Pero primero hay que conocerse a sí mismo y saber quien eres en esencia, para saber qué estas proyectando. No es fácil.
Los avances tecnológicos hacen perder a muchos la cabeza y la realidad. Yo he visto gente decir cosas que luego no forman parte de su realidad. Aparentar quien no eres o vivir una vida que no tienes, o pintarte una bella vida cuando en el silencio y en soledad, tu vida está con demasiado desorden. Quizá a alguno le venga bien como terapia, pero cuando lo real desaparece y lo virtual es lo que empiezas a vivir, ahí empieza el problema.
El camino de la consciencia es muy complicado, porque siempre hay una matrix que superar, una realidad falsa con la que nos autoengañamos y tenemos una sucedánea felicidad. Pero el que se mira a sí mismo y entiende que las redes sociales solo son una ventana al mundo por la cual muestras quien eres; y que aquello que tú eres, lo eres primero con tu familia y amigos que conservas y te han visto crecer, tal y como lo eres en cualquier sitio, entonces hay un equilibrio y una transpariencia.
Las personas no son grandes ni mejores por tener 10.000 seguidores y 200 «Me gusta». Muchos están ahí y atraen y engañan. Otros se aprovechan malamente, otros simplemente necesitan ser escuchados y proclaman sus pensamientos y sentimientos (a veces, a gritos), otros muestran sus miserias sin darse cuenta, otros son mentes retorcidas, etc. El caso es que todo el mundo tiene seguidores.
Quien ES, se muestra y se ve. La integridad, la transparencia y la honestidad son grandes virtudes.
La sabiduría te la da la vida aplicando el conocimiento en las acciones cotidianas. Y los amigos se tocan, se abrazan, hablan y comparten momentos fuera de lo virtual.
Yo también creo que para muchos, el despertar va a ser duro.
Comencemos el proceso de desvirtualización.
Marla Sánchez
Coach Holístico Sistémico
mdsanlop@gmail.com
637719945
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