A veces, cuando veo personas tan ensimismadas con historias maravillosas que le ocurren, con lo que son capaces de hacer, mostrando a cada momento sus talentos, complaciendo a todas horas, regalando y halagando a otros constantemente para sentir después correspondido de vuelta, entiendo que simplemente es causa de una baja autoestima y de esconder el alma como la avestruz bajo tierra y que sea el ego el que brille por sí mismo. Puede parecer muy normal esto, encontrarte gente así, y la mayoría de las veces, aparentemente son encantadoras. Es difícil saber si realmente hay un juego detrás. Pero las personas que conviven o caen en sus redes de pasión por el ego, son hipnotizadas y no ven más allá. Encontrándose así con un ser maravilloso con el que no quieres dejar de estar.
¿Qué hay detrás de una víctima?… una persona que no quiere ver su parte de culpabilidad y prefiere culpar a otros de lo que le ocurre. Y no solo eso, sino que al no mirarse a sí misma, se crea una vida con la que sentirse feliz aunque sea momentáneamente. El final de estas personas, es destructor totalmente; no solo para ellas, sino también para los que están más cerca de ellas. Ojo, que salpica!!
Estas personas no saben mirar dentro de sí mismas, culpabilizan al otro, se hacen víctimas y vampirizan con gran poder de hipnosis a quien se deja y queda atrapado por sus encantos. Habréis visto personas así a menudo entre vuestros compañeros de trabajo, amigos, vecinos, familia, etc. Cuidado de no ser encantados por su grandeza ilusoria y menos enamorados. Mejor es dejarlos vivir sus historias y permanecer al margen.
La víctima actúa influida por el resentimiento, está en contra de alguien o algo, o una cirscunstancia de la vida que la hace sufrir. Se siente inferior y esto hace que tenga esa baja autoestima. No es capaz de darse cuenta. La víctima siempre va a estar peor que los demás y así se pasa su malestar a otros, y nunca se hace responsable de sí misma.
Lo que no saben estas personas es, que de momento, solo de momento, pueden disfrutar de esos momentos embriagadores, en los que la gente les reitera lo maravillosas que son, y se alimentan de ello, solo de lo que la gente les devuelve a cada momento por lo que ha sido capaz de hacer por otros.
Pero cuando llegan a sus casas, está la realidad, un alma empobrecida y vencida por el ego, que solo desea vivir hacia afuera. La sucedánea magia del ego hace que vea que él vale más que el alma que ya no tiene lugar en el interior. Y el verdadero miedo del ego es que el alma se libere para ser quien ha venido a ser y poner orden en la vida, desde dentro hacia fuera.
A estas personas, el Universo los está retando a cada momento con cosas inesperadas, sucesos extraños, situaciones y hechos que constantemente les insta a realizar cambios y poner orden. Normalmente no lo saben ver, y de primeras les sirve para seguir haciéndose las víctimas y dar lástima a sus amigos. Entonces las vida les devuelve lo que dan como un espejo donde mirarse, y así hasta que caen tan bajo que no tienen más remedio que “ver”, que comenzar a enterrar y achicar el ego y dejar salir al alma. Hasta ahí, existe un largo y costoso camino de reencuentro. Tras el caos del ego, aparece la calma del alma.
El gran reto de la vida, el que tarde o temprano todos nos encontramos. Algunos lo hacen más fácil y otros lo ponen más difícil.
Un día, una de estas personas, me decía en modo víctima que se notaba que yo vivía muy bien y no había sufrido mucho en la vida, que la vida me lo ponía fácil. Sí, quizá es lo que aparento, pero no es así. Llevo en mi mente, mi corazón, mi cuerpo y mi alma muchas heridas pero no pierdo el tiempo lamiéndolas, porque ese tiempo lo necesito para vivir, hacer las cosas que me gustan, disfrutar, ser libre, sentirme bien conmigo misma y ser feliz con todo ello. En el camino de la vida lo aprendí, unas veces por las buenas y otras por las malas. Salir resiliente de alguna de ellas, me hizo más fuerte. Y si yo pude, todos pueden.
Marla Sánchez
Coach Holístico Sistémico
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