Existen estudios que demuestran que las personas que poseen mascotas viven 40 % más que las que no las tienen.
Las mascotas prolongan nuestra vida porque restablecen el contacto con nuestra naturaleza animal, naturaleza contra la cual conspira nuestra sociedad y estilo de vida.
A través de una estrecha relación con nuestras mascotas despertamos rasgos animales poderosos como la lealtad, el amor, el contacto físico y la alegría. Nos sacan instantáneamente de nuestro aislamiento.
La investigación médica ha descrito en detalle el efecto sedante que las mascotas ejercen sobre los ancianos, sobre las personas que sufren estrés y sobre aquellas que presentan desequilibrios emocionales.
En el caso de pacientes con Alzheimer y niños autistas, las mascotas los traen a la realidad, los motivan, los tocan, ríen y hablan con ellos, les ayuda a integrar los sentidos. En el caso de niños con déficit de atención estimula el sentido del respeto, el autocontrol y la responsabilidad.
Como resultado de su relación con los animales estas personas se vuelven ciudadanos del mundo más atentos y sensibles, más conscientes de las necesidades de los demás y más responsables de su propio comportamiento, lo que es tan sólo un lado del milagro.
Las madres que trabajan fuera de casa pueden ver a las mascotas como una forma de normalizar las horas solitarias que un niño puede pasar en la casa después del colegio de manera positiva, mientras más horas trabaja, más tiempo dedica el niño a cuidar de su mascota y, por ello, aumentan la cercanía y la importancia de ese vínculo afectivo. Incluso la mascota puede llegar a ser un importante catalizador de espontaneidad y de juego en el hogar.
El amor compartido por los animales puede construir un puente entre padres e hijos.
Todas las personas mayores, ancianos, necesitan algo en su vida que las mantenga ocupadas y activas, para evitar que sientan lástima por sí mismas y que fomenten un sentimiento de culpa en sus hijos.
En una época de la vida en la que se acumulan las pérdidas, la mascota es una constante; son una fuente muy importante compañía, descanso y placer.
Una mascota ayuda a seguir una rutina para la salud y seguridad del animal, lo cual redunda en su propio beneficio.
Estudios demuestran que los ancianos que viven acompañados por una mascota presentan menor incidencia de cáncer, además pueden ser una gran ayuda para enfermos de cáncer de cualquier edad.
Médicos de la Universidad de Duke demostraron que los pacientes operados del corazón que tenían mascotas tenían una recuperación más rápida y completa que los pacientes que no poseían macotas. Disminuyen la frecuencia cardíaca e hipertensión.
No todas las mascotas son para todas las personas, considérese mascota desde un pez, un hámster, perro (diferenciar entre objetivos y raza), gato, hasta un caballo, etc.
Si las personas tuvieran las mascotas apropiadas para satisfacer sus necesidades, este mundo sería un lugar más feliz y saludable.
«Las mascotas alimentan nuestro espíritu, imparten pasión a nuestra vida, nos hacen reír, nos conectan con Dios y con el mundo exterior, son nuestro principal recurso contra la soledad, letargo y depresión.» Extracto del libro escrito por Marty Becker
Hay mucha gente que no entiende cómo se le puede querer a un animal, cómo se le puede necesitar, abrazar, acariciar… cómo es posible que te enseñe valores, te enseñe a ser mejor persona…
Cuando miro a los ojos a alguno de los animales que viven conmigo, especialmente los que llevan más tiempo, se perfectamente qué es lo que quieren, que les pasa… Pero todavía es más emocionante cuando descubres, que ellos saben todavía mejor cuando estas mal, tienes problemas, necesitas desviar la atención de alguna historia, cuando necesitas una monería que te saque el sentimiento… Ellos saben antes que tu les digas nada, lo que les vas a decir, por tus gestos y lenguaje corporal.
Doy gracias a Kuki, Kay, Donna, Tula, Maty, Pepe y Helio por todo cuanto me han enseñado y me enseñan continuamente, por todo cuanto me han hecho ver de mi misma como si se tratara de un espejo y poder ser cada día mejor. Por sanar tantas emociones.
Les doy las gracias porque ellos me mostraron lo que es la lealtad y el amor incondicional. Gracias especialmente a Kay, que me enseñó lo que es la disciplina y aplicarla en mi vida para conseguir cuanto deseo. Gracias a Kuki que me enseñó a ser una gata vieja y a moverme entre la maleza social observando las idas y venidas de los pájaros. Le respetaba cada movimiento y estabamos siempre atentas la una de la otra por si nos necesitábamos. Por las veces que lloré y te pusiste a mi lado y esperar que te acariciara para olvidar pronto el motivo de mi lloro. Eso mismo aprendí de ti y lo hago con otros. Por eso considero el tacto algo muy importante. Siempre te echo de menos.
Gracias a Donna, te recogí pequeña y maltratada ya tan bebé, con miedos e inseguridades, desconfianza… y me dejaste que te cuidara, te ayudara y tenga hoy día la satisfacción y el sentimiento pleno de haberte transformado. ¿Quien dice que el maltrato no se olvida?… con amor, mucho amor… siiiii… es posible. Ella ahora se siente amada y respetada. Me enseñas la elegancia que hay que tener para todo en la vida.
Gracias a Tula, que me enseña cada día que debo divertirme, que tengo que vivir el momento, que me tengo que dejar acariciar y que si uno persigue algo y lo desea con todas sus ganas, lo conseguirá.
A Pepe, porque quererme como soy, por respetar el hueco que me dejó Kuki y saber ocupar su lugar de manera sistémica pero sin dejar de ser él mismo, por pasearse ante mí y darme bocaditos como una llamada de atención para recordarme que es el pequeño de la casa y que también me tiene que enseñar muchas cosas. Por hacerme reir.
Al pequeño-gran Helio, que es el ser de mi vida que vino para ayudarme en los cambios importantes. Y mostrarme que ante caminos nuevos, la ilusión y la frescura, son importantes. Gracias por ayudarme a salir de mi zona de confort y no tenerle miedo a los cambios.
Y también a Mati, por enseñarme a tomar decisiones importantes ante situaciones graves…. esas que nadie quiere tomar, pero no hay más remedio que tomarlas. Gracias.
Muy buen post, en el caso de mascotas pequeñas se ve una mejoría en casos de alzheimer o depresión, nada hay que decir de las terapias con caballos y delfines que son espectaculares y vistosas pero nada mas lejos de la realidad, una pequeña mascota puede ayudarnos más de lo que pensamos.