Biodanza es un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y de reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Está basada en la inducción de vivencias a través de la música, la danza, el canto y diversas situaciones de encuentro en grupo. Estimula el movimiento integrado y refuerza la conexión con la energía vital, generando una renovación orgánica.
Ayer tuve la suerte de experimentar por primera vez una clase de Biodanza y realmente fue muy especial. Al principio no tenía mucha gana pues en ese momento como que a mi no me encajaba, prefiero la mañana para la actividad o el final de la tarde, pero nunca a media tarde. Pero como tenemos que trabajar la flexibilidad y todo el grupo estaba preparado para vivir tal experiencia, pues debía adaptarme. Verdaderamente sentía mucha serenidad, pero pronto esa serenidad interior pasaría a una energía de más poder como fue el sentirme integrada holísticamente. Ahí estaba yo, cuerpo, mente, emociones y espíritu en armonía expresando e interactuando con otros en un lenguaje totalmente diferente al que el ser humano está acostumbrado.
Me recordó mucho a otros tiempos vividos en un lugar mucho más lejano del que yo estaba ayer, en Guinea Ecuatorial. He estado en este país y una de las cosas que más he disfrutado en mi estancia en plena selva africana, ha sido la danza. Yo me atrevería a decir que allí viví mis primeras clases de biodanza. Me ayudaron a expresar dolor, amor, añoranza, soledad…Los pueblos africanos utilizan la danza, la música, la vivencia, el canto, los tambores e instrumentos de percusión junto con la sabiduría de los ancestros. Es una manera de expresar y pasarlo bien. Allí, los ancianos son muy respetados, pues son los que más experiencia tienen de vida y conocimiento de sus ancestros, y esa sabiduría se va transmitiendo de generación en generación (totalmente sistémico).
Yo fui tres meses durante unos años y me perdía en alguno de los poblados selváticos llevando por supuesto una misión concreta, un trabajo para el que había sido enviada. Todas las noches de los sábados teníamos esa reunión todo el poblado donde tras un largo día de trabajo recogíamos la semana, lo vivido, lo sentido y las ideas que teníamos en nuestra mente y las expresábamos a través del baile. Todavía en mi interior puedo escuchar el sonar de la percusión y puedo sentir el movimiento circular y grupal y la energía que se movía ahí, expresando también con cantos y gemidos que salían de cada uno, gritos y sonidos desde este gran instrumento que es la voz y que muchos de ellos pertenecían al alma que quería salir y danzar.
Niños, adultos y ancianos del poblado, todos participaban, también bebían Malamba (todo sea dicho ahajajajja) que es aguardiente de caña de azúcar fermentada, Topé que es savia de la palmera que da los dátiles, con sabor fino fortalecido por hierbas que lo hacen fermentar, y la bebida que más me gustaba que era el Contriti, una especie de té local. Al final de toda esta experiencia, pasaba de ser una expresión holística a ser una gran fiesta, en la que terminábamos muy cansados pero contentos de haber movido nuestras energías y desprendido de nuestras tensiones y por supuesto, una gran explosión de alegría y fraternidad. Al día siguiente más de uno tenía dolor de cabeza.
Curioso es como allí también se danza y se expresa a través de la danza cuando hay un funeral o cuando hay una boda. Todo se expresa danzando, que es algo muy importante para los “fang”, danzar y cantar. No pueden concebir la vida sin ambas. Hay un ritual que a veces hacen entre las mujeres del poblado al salir de la iglesia danzando lentamente y cantando, tocándose las manos y el corazón una a una para pedir perdón. Esto lo hacen cuando han tenido alguna discusión.
Para mi, ayer fue revivir momentos fuertes y profundos de mi pasado. Aquella experiencia me mostró mucho de mi misma y aprendí a sacar de mi cuanto en mi interior habitaba. Por eso luego tenía que volver al año siguiente, tenía que volver a experimentar ese intercambio de conocimientos y tradiciones que tanto me llenaba y me hacía sentir plena. Escuchar hablar de Dios como Amor, como Energía, como Universo, como el Aire que nos envuelve a todos, naturaleza, animales, seres humanos… me daba una visión mucho más amplia de la vida.
Mucho de lo que hoy soy y en lo que se basan mis ideas y creencias, se las debo a este pueblo “fang” que me enseñó mucho sobre el ser, la vida y el universo.
Y volviendo a la Biodanza, deciros que recoge de alguna manera lo mejor y más profundo de la expresión equilibrada corporal con la mente, emoción y espíritu de manera integrativa y que afirma el valor inherente de cada persona que se acerca a ella.
Os invito a vivirla, a experimentarla. Además es buena para nuestro cuerpo, para todos aquellos que no les guste el ejercicio y tengan necesidad de hacerlo y divertirse. Para niños, adultos y mayores, el mejor ejercicio pues no solo ejercita la parte física sino todo nuestro ser.
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