En estos dos últimos años, he aprendido grandes lecciones simplemente volviendo atrás. Y puedo asegurar que una vez aprendido es maravilloso reencontrarse y disfrutar. Uno se siente más pleno, más sereno y ve el mundo de otra manera.
A veces uno recorre grandes y maravillosos caminos, avanza y la vida le concede el reconocimiento de un recorrido y la sabiduría de una experiencia.
Pero para nada sirve si cuando te reencuentras con los que van más despacio a lo largo del camino, no eres tolerante, no eres humilde y no respetas ni celebras el éxito, los pasos y pequeños logros de otros. La sabiduría adquirida anteriormente te es robada si no aceptas la sencillez que te llega en forma de «revivencia». Esto quiere decir que hay cosas que no aprendiste y que a veces hay que volver atrás para retomar y reaprender.
Así pasamos la vida avanzando y volviendo atrás para comprobar si en realidad hemos aprendido al 100% la lección.
A veces me encuentro con personas así, incluso más duras todavía y más exigentes, que aprendieron muchas cosas, grandes experiencias, admirables por su andadura, pero nada les enseñó a ser humildes y sencillamente estar y disfrutar de las personas que le rodean, sean quienes sean, aunque sepan menos y tengan menos recorrido que ellos. Cada uno llega a la verdad a su propio tiempo y el tiempo de uno no es el tiempo de otro.
Por eso yo siempre digo que quien conoce la humilidad y la practica, tiene la sabiduría por excelencia.
Marla Sánchez
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