¿Has notado que la gente prefiere dejar de hablarte, a disculparse por lo que hizo mal?… Pues sí, así es. Y no solo por no disculparse, sino también porque de alguna manera se sienten culpables por algo que han hecho o dicho. Y hay veces que ni uno mismo sabe qué es lo que la otra persona habrá dicho o hecho, simplemente, se aleja y desaparece.
También se da el caso que tú puedes haber hecho algo mal y haber afectado al otro. En este caso, interiormente sentimos que es así, con lo cual no debemos dudar en ir, hablar y saber qué hiciste mal, admitir tu culpa y corregir. Esta es la única manera de que todo siga fluyendo. Las respuestas siempre están en nuestro interior.
Sin embargo, hay personas que te sorprenden cuando dejan de hablarte y, en consecuencia, se alejan. O simplemente, te ignoran como si no hubieses pasado por su vida, ni ellos por la tuya. Y seguramente, yo alguna vez en mi pasado lo haya hecho. Aunque ahora, soy bastante más consciente, me doy cuenta que esto ocurre y percibo claramente por qué. Ahora aprendo desde el lado consciente.
Entiéndaseme bien. Me refiero a que alguien llegue a dejar de hablarte, dejar de mirarte cuando pasas por su lado. No me refiero al distanciamiento de una relación amistosa que si luego te ves por la calle te da gusto ver y saludar, o ya no porque quedó muy atrás.
No olvidemos a aquellos amigos o personas que te deben dinero y misteriosamente dejan de hablarte.
Sin embargo, la vida me ha enseñado que los cambios también vienen así. Te dan el conocimiento sobre las personas que están verdaderamente a tu lado o cerca, que son coherentes y permanecen aunque estén en la distancia y que lo que dicen, sienten, piensan y hacen está en armonía.
Hay personas que tienen su tiempo en nuestras vidas, y el poder de sus palabras se esfuma. La vida también me ha enseñado mucho sobre los vendedores de humo. Aquellos que te dicen, te acarician con sus palabras, te prometen, te comprometen, te ponen en funcionamiento, das toda tu energía y de repente, se esfuman como el humo en cuanto pasa la corriente. Y a veces me sorprende porque viene de mano de personas que parecen serias y proclaman a los cuatro vientos que son coherentes y honestas. Sin embargo, a mí ya estas cosas me dan risa (aunque confieso que al principio cuando lo descubro, me siento utilizada por la energía que he puesto en ello y también me siento un poco mal por no haberlas visto venir). Así, hay gente que pierde la esperanza y cede a la desconfianza, y esto hace que ya no se fie de nadie, y esto tampoco está bien. Aunque para mí es un alivio saber que al final la vida te saca a relucir las incoherencias y aquellos que han presumido demasiado poniendo la integridad por bandera, se esfuman con el mismo humo con el que se vendieron como grandes personas.
El distanciamiento ya no me preocupa porque siento que ya no es el tiempo de esas personas a mi lado. Y si tienen que volver, volveran y sino, pues habrán otras. Si tu bandera es la coherencia, responsabilízate.
Todo es un aprendizaje que cada vez me va puliendo y me ayuda a ser más ecuánime ante situaciones de la vida y con las personas. A ser más respetuosa con los procesos, las vidas entrelazadas y el desenlace de lo que ya no tiene sentido.
Adiós a los grandes maestros, porque el verdadero maestro se encuentra en nuestro interior.
Vive un proceso conmigo y sentirás que estás creciendo. Descubrirás las enseñanzas que tu maestro interior guarda para ti. Las respuestas están en nuestro interior, no busques fuera.
Sentir, pensar, decidir y actuar en equilibrio.
Coaching Holístico Sistémico.
Marla Sánchez
(+34) 637719945
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