Hace un par de semanas, comencé a sentir silencio en mi vida. Era como un vacío, como si la vida no quisiera interactuar conmigo. Pero no me sentía mal, no sentía para nada que esto era algo negativo, sino más bien lo sentía como un silencio, una ausencia.
Miraba a la gente con la que cada día me encuentro en mi trabajo y algunos de ellos demasiado sumidos en su quehacer, y otros, los que siento más cercanos en mi vida como que no querían ni mirarme a los ojos. Yo no sabía describir lo que sentía y tampoco le hice demasiado caso, como a tantas cosas que percibo y no se razonar. Continuaba con mi trabajo y mi vida con toda normalidad, aunque a veces no podía evitar parar y preguntarme: ¿qué está pasando?…
La semana pasada era todavía más intensa la sensación. Infinidad de mensajes confusos que la vida me proporcionaba y que yo no sabía como reaccionar y principalmente, traducir. Aún así, continuaba en mis quehaceres, pero con tanto silencio a mi alrededor… como si estuviera dentro de una burbuja o quizá al revés, como si la vida que pasaba ante mi, estuviera dentro de una burbuja y yo la veía pasar ante mi desde el silencio y el vacío.
El viernes pasado, que fue mi santo y al día siguiente era mi cumpleaños, decidí hacerme el regalo de pasear en la tarde por los centros comerciales y comprarme alguna cosa que me gustara por doble causa. Pero seguía siendo extraño, yo y el mundo a parte. Era como si el mundo no me permitiera entrar en el ruedo de la vida, como si hubiera dejado de ser partícipe de ella.
Cuando al final del día llegue en la noche a casa, el coche se paró ante la puerta y como si de magia se tratara, vi volar por encima de mi, burbujas de jabón. El aire las hacía volar por encima de mi coche, lentas. Me quedé boquiabierta al verlas y me encontré fuera del tiempo, en ese estado que llamamos «no tiempo» y me dejé estar ahí disfrutando y sintiendo esa magia que parecía envolver ese espacio.
Pronto vino una amiga a sacarme del coche y bajando la vista, como bajando del mismisimo cielo encuentro ante mi vida un cartel grande que dice: «¿Estás lista para recoger lo que has sembrado?».
Al leer aquello, me flojearon las piernas y me emocioné. Salieron a continuación todos mis amigos de detrás de la gran pancarta abrazándome (muchos de ellos todavía soplando los pomperos y otros tirando confeti). Un encuentro maravilloso y una noche mágica. Ahí, comenzó una gran fiesta que duró hasta las 4’30 de la madrugada (aunque con algunos seguí celebrando todo el fin de semana)
Un encuentro con amigos de Murcia, pero también vinieron de Alicante, Sevilla y Madrid. Grandes amigos del alma, leales, que me aceptan como soy y mis rarezas, que nunca fallan y con los que siempre puedo contar y ellos conmigo. Amigos a los que amo profundamente, esos grandes tesoros que admiro por sus grandes valores.
Una noche en la que no podía entrar la razón, el sistéma límbico estubo proporcionándome constantemente emociones que hicieron que esta noche fuera muy muy especial, única en estos 43 años de mi vida (sin olvidar el día de mi nacimiento ¡claro!, que fue el día en que mi madre me mostró la luz que había en este maravilloso lugar llamado tierra).
Ahora comprendo aquello que durante días estuve percibiendo. Todo el mundo después me preguntaba: «Marla, ¿no sospechabas nada? ¡con lo intuitiva que eres!»… Pues no, el mismo Universo, la misma vida se metió en una burbuja de protección para que yo no pudiera sospechar absolutamente nada. Ahora puedo comprender ciertas miradas evasivas, conversaciones absurdas, reuniones inesperadas, invitaciones a comer sospechosas, llamadas telefónicas de corto tiempo de conversación y cortantes… Me tengo que reír.
De veras que doy gracias a la vida por haber protegido este acontecimiento ante mi percepción con el silencio, pues esto es exactamente lo que necesitaba, una noche mágica exclusivamente para mi. Una bella manera de celebrar mi cumpleaños.
Hay una frase que siempre me ha gustado y con la que suelo felicitar a la gente:
«LLena tus años de vida y no tu vida de años»
Os aseguro que mis años están cargados de mucha vida, intensa y emocionante, día a día.
Gracias a todos mis AMIG@s, porque con los años nos demostramos que vivir el momento es vivir una eternidad. Y para los amigos conocidos en estos ultimos años que asistísteis a la fiesta, pues deciros que deseo profundamente que nuestra vida siga llenándose de momentos, y que no estábais ahí por casualidad… mis pequeños tesoros.
PRONTO COMPARTIRÉ MÁS FOTOS EN MI FACEBOOK (búscame por Marla Sánchez, en Murcia)
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