En estos días he sacado mi divertido juego de las transformaciones porque he tenido viviendo conmigo a una niña en edad de prestar atención, observar el comportamiento y descubrir el poder del lenguaje. Así que con mucha alegría he sacado mi juego y recordado mi pequeña habilidad durante el curso para disfrazar las palabras malsonantes o también conocidas como “tacos”.
Cuando hace 8 años comencé a dar clases a niños a partir de 7 años, tuve que llevar mucho cuidado en decir palabrotas. Personalmente no creo que se le deba dar demasiada importancia, pero no por ello no llevar cuidado si eres muy asiduo a utilizarlas y pensar que los niños aprenden muy bien por imitación.
En mi caso no es muy habitual, pero sí las utilizo como parte de la jerga callejera en algunos momentos y entre amigos, o en casa. El primer año de clases, aprendí el cuidado que hay que llevar cuando en ciertas edades los niños exploran el maravilloso poder del lenguaje. Un día se me escapó un “joé” delante de los niños cuando se fue la luz en la clase justo cuando copiaban una canción. En ese momento nadie dijo nada y no tuvo la mayor importancia, sino fuera porque un niño que sí le prestaba mucha atención a esas palabras se lo dijo a su madre. Esta fue a la dirección y dijo que la profesora nueva había dicho una palabra fea delante de todos los niños. Se me llamó la atención por ello y desde ahí, no volví a decir ni una palabra delante de ellos. Quedó aprendido. Acción-reacción, lección sputnik.
Pero eso me hizo reflexionar sobre este tema. Los niños a partir de los 5-6 años comienzan a decir alguna palabrota para llamar la atención de los padres. Ellos saben que una palabrota soltada en un instante puede conseguir un buen efecto. Ellos saben perfectamente lo que está bien y lo que está mal, y si los adultos manejan tan bien lo que está bien y lo que está mal, ellos empiezan a hacer sus pinitos de manera sorprendente.
En un hogar donde se dicen palabrotas constantemente está claro que los niños las usarán en su lenguaje de manera habitual. Pero cuando no es habitual en un hogar y los niños comienzan a decirlas, el problema empieza cuando los padres prestan demasiada atención y les amenazan con castigos o ponen el grito en el cielo.
Los padres y los adultos que convivimos con niños y niñas de estas edades, tenemos que actuar de manera natural, porque tarde o temprano, esas palabras las encontrarán ahí fuera y la sociedad no tiene mesura para lidiar con ellas dentro del lenguaje verbal.
Lo primero es no darle importancia de primeras, no dramatizar, ignorarlos en ese momento, a no ser que las digan muy a menudo. Normalmente es una llamada de atención y les resulta divertido ver las caras que ponemos. Les mola ver si nos reímos, si no miramos, si actuamos de una manera u otra, y por ello, aprenden también.
Sería bueno poder explicarles en algún momento el significado de esas palabras malsonantes y hacerles comprender que la gente las dice para expresar y apoyar sentimientos negativos y frustraciones. Por supuesto, predicar con el ejemplo es magnífico, obligarse y cuidar nuestras palabras fortalecerá nuestra disciplina y les ayudará a ellos en forma de modelo. Y también ayudarles a expresar sus sentimientos y frustraciones de otra manera sin muletas, si es posible.
Pero algo que me resulta muy interesante es ayudarle con otras alternativas a manifestar el enfado, sustituyendo esas palabras por otras como “mecachis” o “jope” o “caspitas”, ayudarlo a expresarse.
El problema es cuando los adultos se nos escapa con facilidad alguna de vez en cuando. Es bueno que ellos vean eso con naturalidad. Desde hace tiempo delante de niños y niñas de mi familia o amigos, suelo hacer el juego de las transformaciones. Es interesante hacer cambios a palabras parecidas o transformadas. Así por ejemplo, se puede decir “poder”, “patrón” o “patrona”, “moño”, “jo’tia”, “me trago la mar salá”, etc. O si el niño dice “cara culo”, transformarla y contestarle “cara flor”. Añadirle ese matiz de humor vendrá bien para restarle importancia. Así dejará de prestarle atención.
Cuando estoy entre niños, me resulta muy divertido este juego, porque me pone a prueba en mi habilidad para manejar el lenguaje y además me río mucho cuando las digo. Me resulta divertido cuando me he enfadado verme diciendo por ejemplo: “¡me trago la mar salá!” o “¡moño ya está bien!”… además de hacer reír también a los adultos que merodean alrededor. Y si se nos escapa una de verdad, entre todo, no darle la mayor importancia, porque ellos saben muy bien lo que estamos sustituyendo. A ellos les resulta también divertido el juego de disfraces.
Pero si el niño dice muchas palabrotas, esto es más serio y habrá que corregir de alguna manera. Ayudar a que expresen de otra manera lo que sienten o piensan sin tener que utilizar la muletilla de la palabra malsonante. Ayudarlos con tablas de motivación y hacer un trabajo en equipo.
Vive un proceso conmigo y sentirás que estás creciendo. Descubrirás las enseñanzas que tu maestro interior guarda para ti. Las respuestas están en nuestro interior, no busques fuera.
Sentir, pensar, decidir y actuar en equilibrio.
Coaching Holístico Sistémico.
Marla Sánchez
www.marlasanchez.com/blog
(+34) 637719945
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Me encanta este artículo Marla. Es muy divertido controlar las palabrotas, la mayoría de las veces las decimos sin darnos cuenta. Las usamos como muletillas en nuestro lenguaje.
Es cierto que cuando tenemos a un niño cerca debemos de ser prudentes y procurar controlarnos. El sustituir es una idea genial, además de un ejercicio para la creatividad y amplitud de vocabulario…jejeje…
Es cierto, cuando lo dices delante de un niño, éste se ríe un montón de la ocurrencia, además ellos saben que palabras son las que estamos sustituyendo. Aprovechad papas este verano y prestad atención, un ejercicio saludable.
Ay! Qué razón tienes en todo! En casa tenemos mucho con las niñas y en la guarde durante las prácticas igual. Me hacía mucha gracia una seño que cuando se le escapaba un «coño», seguidamente decía…»otoño»! Jejeje. Y en casa cuando se nos escapa, y las nenas nos corrigen diciendo: se dice conchiles, caramba. Menudas son. Un beso guapa! Gracias x esos consejos tan útiles. Muas
Me encanta esta publicacion seria genial que subieses mas sustituciones de palabrotas, voy a empezar dentro de una semana las practicas y me da mucho miedo que se me escapen dos palabrotas que suelo decir.
Saludoss 🙂